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Google está explorando una tecnología que ofrecerá videoconferencia 3D sin necesidad de gafas especiales.
Las primeras experiencias de cine 3D comerciales datan de hace más de un siglo, con la película The Power of Love proyectada en Los Ángeles en 1920. Y ya en esa época se empleaban gafas estereoscópicas para lograr el efecto. Hoy, que hablamos de metaversos y realidad mixta, sigue siendo necesario emplear algún tipo de gafas para lograr el efecto tridimensional. A menos, claro está, que Google se salga con la suya y logre convertir en estándar su nuevo sistema de videoconferencia 3D sin gafas. Hablamos del proyecto Starline.
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En gran parte debido al trabajo en remoto, la videoconferencia se ha ido consolidando en los últimos años. El problema es que la visualización 2D de los sistemas actuales acaba generando una disonancia cognitiva en el usuario, la llamada “fatiga de Zoom”. De ahí que se esté avanzando en otras opciones.
El proyecto de telepresencia 3D Starline se presentó en 2021, aunque en aquel entonces hacía falta toda una cabina, parecida a un fotomatón, para que el usuario pudiese disfrutar del efecto. En ese primer modelo se recurría a una serie de cámaras de infrarrojos y otros sensores de tal forma que se analizaba la imagen del interlocutor y luego se traducía a una pantalla 3D que utilizaba un sistema de campo de luz. La tecnología básica de Starline consiste en estas tres fases:
Naturalmente, instalar una cabina en un entorno de trabajo no era una alternativa realista a la videoconferencia actual, por tridimensional que fuera. Por fin, a principios de 2023, Google anunció que había mejorado su sistema de tal forma que había logrado prescindir de la mayoría de los sensores utilizados en el primer prototipo de Starline. De acuerdo con los desarrolladores, les basta con el uso de varias cámaras estándar y software de inteligencia artificial para ofrecer videoconferencia 3D sin gafas.
A simple vista, la nueva versión del proyecto Starline es una simple pantalla, parecida a la de un televisor LED, que va equipada con tres sensores en los laterales y la franja superior respectivamente. Se trata de un prototipo ya funcional que Google ha distribuido entre algunos socios como T-Mobile, Salesforce o WeWork a fin de iniciar pruebas en el mundo real.
Tal como se ha mencionado, el uso de videoconferencia 2D puede llegar a crear cierta fatiga debido a la falta de conexión con el espacio real. Además, el uso de gafas de realidad virtual o aumentada durante largos periodos de tiempo sigue causando ciertas molestias por el peso de los dispositivos y, en algunos casos, mareos debido a problemas de latencia, es decir, la velocidad de reacción entre lo que se ve y lo que sucede.
Se espera que los nuevos sistemas de videoconferencia 3D, tales como el proyecto Starline, mejoren la productividad en los entornos profesionales y, lo que es más importante, la conexión humana entre los participantes en las llamadas.
Por supuesto, Google no es el único desarrollador que ha expresado interés en este campo. Una de las alternativas al proyecto Starline es la propuesta de una empresa estadounidense que ha diseñado una cabina donde se puede mostrar al interlocutor a cuerpo completo. Basta con grabar a la persona con un fondo blanco y una cámara básica –el fabricante indica que puede utilizarse un teléfono móvil– para luego transmitir los datos a la cabina, que consta de una pantalla 4K de dos metros y medio de altura y puede instalarse en cualquier espacio, ya sea una oficina, un centro comercial o un aeropuerto.
El desarrollador describe este concepto como “holoportación”. Y es que, gracias al uso de inteligencia artificial, se logra generar una sensación de profundidad al contemplar la pantalla. El principal escollo de la tecnología por el momento es que la unidad a tamaño real tiene un coste de setenta y cinco mil dólares, lo que lo descarta como un dispositivo para el uso cotidiano.
Además de las tecnologías ya mencionadas, existen otras alternativas algo menos costosas para mejorar la usabilidad e las videoconferencias. Una de ellas traslada las imágenes de los participantes a un espacio 3D renderizado de forma realista, de tal manera que todos ellos quedan integrados en él como si se tratase de una sala de conferencias. Puedes ver cómo funciona en este vídeo.
Si quieres saber más sobre aplicaciones de realidad virtual y sistemas holográficos como el proyecto Starline, así como muchas otras innovaciones tecnológicas, puedes suscribirte a nuestra newsletter al final de esta página.
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